LA NOMOMANIA
LA NOMOFOBIA y NOMOMANIA
NOMOFOBIA
Especialistas españoles detectaron el 2011 una nueva fobia que la padece el 53% de usuarios de teléfonos celulares.. La nomofobia es considerada una patología tecnológica y consiste en el miedo irracional a salir a la calle sin celular, olvidarlo, perderlo, que se descargue la batería o estar en una zona sin cobertura
Fobias tecnológicas hay muchas, adicciones también, al internet, juegos, etc. La nomofobia es el miedo irracional a dejar olvidado el celular en casa. Revisar cada 10 minutos el celular aun cuando no nos llegue una notificación, nunca apagar el celular y volverse loco cuando lo olvidas en casa siendo consciente de que estaremos todo un día sin el; son síntomas de nomofobia
Esta nueva patología del siglo 21 proviene de la palabra NO MOBILE, es decir sin celular, esto provoca crecientes cuadros de estrés y transtornos del sueño además de una imaginaria sensación de aislamiento, el acceso inmediato con alguien nos brinda seguridad y placer sin embargo no podemos escapar al apego y dependencia a un gadget que poco a poco se apodera de nuestros ratos libres
Una consecuencia asociable es el síndrome de la llamada imaginaria que de acuerdo con el médico Larry Rosen, autor del libro iDisorder, el 70% de los usuarios de dispositivos móviles ha sufrido alguna vez la alucinación de que su celular había sonado o vibrado sin que en realidad lo hubiera hecho. Esto sucede porque nuestro cerebro ha empezado a asociar el móvil con cualquier impulso que recibe. Esta fobia fue vinculada por otros especialistas a la adicción a la tecnología, más precisamente con la necesidad de revisar constantemente cada mensaje, alerta o sonido que genera el teléfono
A principios de este año, un equipo de investigadores de la Universidad de Worcester, en Reino Unido, determinó que esta ansiedad permanente -resultado de estar siempre conectados- eleva considerablemente los niveles de estrés.
LA NOMOMANIA
Es indiscutible que nuestra vida es más fácil gracias a la tecnología, pero esto tiene también su lado perjudicial. La adicción a las redes sociales y a los dispositivos electrónicos es real y está siendo reconocida por profesionales de la salud mental. El sitio TechHive realizó una recopilación de los trastornos psicológicos más comunes entre los usuarios de internet de todo el mundo y aparte del internet es justamente la adicción o uso excesivo de un celular, Smartphone o Tablet la que es muy común entre la gente.
La adicción al teléfono móvil es, para muchos, la enfermedad del siglo XXI. Tanto que, según los expertos, el miedo a estar sin el teléfono se puede diagnosticar ya como un trastorno para una gran parte de la población, sin que los afectados sean conscientes de ello. Esta adicción es la que produce el phubbing.
El último de los estudios sobre adicción al teléfono móvil arroja, desde luego, conclusiones preocupantes: el 66% de la población británica padece nomofobia y al vez monomania, según una encuesta que acaba de hacer pública la firma OnePoll basándose en mil entrevistas. La dependencia ha llegado a tal punto que el 41% de los usuarios del Reino Unido tiene dos teléfonos o más para estar permanentemente conectado.
Hace cuatro años, una encuesta similar cifró en el 53% el porcentaje de personas adictas al móvil, trece puntos por debajo, lo que da una idea del ritmo de crecimiento de este trastorno, tanto como la frecuencia con la que se hace uso del teléfono. Por término medio, cada usuario consulta su móvil 34 veces al día. Teniendo en cuenta que muchos de ellos siguen haciéndolo solo ocasionalmente, es fácil hacerse una idea de la dependencia del teléfono móvil que tienen algunos.
Y claro, ante un bien tan preciado, y como ocurre con cualquier tesoro que se convierte en obsesión, el miedo a perderlo puede llegar a ser aterrador. Según el estudio, el 70% de las mujeres reconoce tener pánico a perder su teléfono móvil, frente al 61% de los hombres.
Como dato adicional los adictos al móvil suelen presentar algunas características de personalidad comunes, como una baja autoestima, problemas con la aceptación del propio cuerpo y déficit en habilidades sociales y en resolución de conflictos
PHUBBING, LA TERRIBLE COSTUMBRE DE IGNORAR A LAS PERSONAS POR EL SMARTPHONE
Phubbing: La palabra nació en mayo del 2012 en la Universidad de Sydney (Australia), cuando un grupo de gente muy capa en esto de las letras (un lexicólogo, una fonetista, una campeona de debate, un poeta, escritores y un profesional en hacer crucigramas) se juntó, debatió y sudó hasta dar con el famoso término que resultó de la fusión de otras dos: ‘phone’ (teléfono) y ‘snubbing’ (desairar). Había nacido el Phubbing (como palabra), pero también todo un movimiento (‘Stop Phubbing’).
CULPABLE SOY YO
De ser una víctima del ‘phubbing’ pasé a ejercerlo. Una tarde estás tomándole fotos a un mensaje gracioso en la pared y recibiendo muchos ‘likes’ en el Facebook por tu ingenio (“ay sí, qué divertida puedo ser”) y a la semana siguiente la gente ve más tu coronilla (por andar siempre con la cabeza hacia abajo revisando el celular) que tu rostro. Estaba y no estaba. Era, como dice Kenneth J. Gergen, psicólogo estadounidense: “una presencia ausente”.
¿Por qué preferimos la tecnología que el contacto cara a cara?
“Es que esta nos permiten editar lo que somos, desde la identidad hasta lo que decimos. Cuando estás en un chat, puedes evitar una respuesta, verla o pensarla. Cuando hablas, trastabillas, te equivocas, te desvías. Características propias de las relaciones interpersonales”, explica Julio Mateus, profesor de la Universidad de Lima y especialista en Educación y Comunicación. Y sí. Uno puede ser más ‘cool’ en el Facebook que en la vida real. Es más sencillo dar por terminada una discusión con un emoticón adorable que, digamos, con un portazo o una lágrima.
¿Te ha pasado que estás conversando con alguien que le presta más atención a su teléfono que a ti?
Esa actitud es el “Phubbing”, que vendría a ser “desairar con el teléfono”, y se ha extendido de tal forma gracias a los smartphones y la conectividad constante, que ya se han creado movimientos para contrarrestarlo.
Si se reeditara un “Manual de Carreño” actualizado, seguro incluiría tips al respecto. La popularización de los teléfonos inteligentes y permanentemente conectados ha planteado un nuevo problema social: cuándo es correcto estar constantemente pendiente del teléfono, y cuando no.
Esta actitud de constante atención al teléfono por sobre el interlocutor ha sido bautizada como “Phubbing”, no distingue edad ni género y se le ha llamado incluso “el fin de la civilización”. En Chile, el 52% de los teléfonos que se venden son smartphones, y somos el tercer país de Latinoamérica en penetración de este tipo de teléfonos, llegando a un 19% de la población. Y el problema seguirá creciendo.
Es por eso que han surgido diversos movimientos para controlar el uso indiscriminado de estos teléfonos. Por ejemplo, cuando un grupo de personas almuerza o cena, todos deben dejar su teléfono fuera de la mesa. Si la comida es en un restaurant, el primero en tomar el celular mientras comen, deberá pagar la cuenta.
El australiano Alex Haigh fue más allá. Con sólo 23 años, decidió iniciar un movimiento anti-phubbing, lo que le ha valido titulares en diversos diarios del mundo. A través dewww.stopphubbing.com y la página de Facebook Stop Phubbing, Alex busca crear conciencia entre los “phubbers” de lo desagradable que puede ser su obsesión, además de motivar a los “anti-phubbing” a actuar, con cifras como que el 97% de las personas víctimas de “phubbing” encuentran que su comida tiene peor sabor, o que el 87% de los jóvenes prefiere textearse que hablar cara a cara. En su sitio se puede encontrar una plantilla de e-mailing, afiches para restauranes e incluso tarjetas para evitar que los asistentes a una boda se pierdan la ceremonia por estar actualizando su estatus.
Imaginen lo siguiente.
Están reunidos con un grupo de amigos, el tema de conversación es muy importante y uno de ellos se pone a revisar el teléfono quitando la atención de quien habla. Aquí queridos amigos estamos en presencia del término “phubbing”.
El Phubbing viene de la unión de Phone+Snubbing y hace referencia “al acto de desairar a alguien en un entorno social al mirar su teléfono en lugar de prestar atención”. Esta situación es más común de lo que imaginamos; las personas al tener acceso a un teléfono Smartphone están, mejor dicho estamos, constantemente mirando los correos, facebook, subiendo una foto a Instagram, entre otras miles de cosas que podemos realizar con esta fabulosa herramienta. Sin embargo, esta manía por estar constantemente conectados puso el tema en la mesa.
Un grupo de jóvenes liderado por un chico australiano, creó el sitio Stop Phubbing, una página que entrega estadísticas y datos concretos sobre esta nueva corriente. Lo más interesante, son las reflexiones que se realizan. El sitio invita a participar activamente a detener esta situación, a través posters para restaurantes, diplomas, encuestas, etc.
Este nuevo significado nos puede ayudar a detener a tiempo esta situación, por eso los quiero invitar a hacer un pequeño catastro entre sus conocidos y vean cuántos hacen phubbing.
¡Hasta las celebridades son parte de esta nueva era!
Desde hace aproximadamente cinco años, todos hemos sufrido al menos una vez “phubbing” durante una reunión de trabajo o una comida familiar. Esta práctica masiva carecía de nombre hasta hace poco pero sus consecuencias eran apreciables por cualquier comensal. Se inició hacia el año 2007 con el nacimiento del smartphone o teléfono inteligente, que sintetizaba en pocas pulgadas la potencia de un ordenador de sobremesa. Con la posibilidad de mantenerse conectado a Internet a cualquier hora y en cualquier lugar, se generalizó esta obsesiva práctica que muchos perpetúan sin ni siquiera saberlo.
El “phubbing” (término formado a partir de las palabrasinglesas phone y snubbing) consiste en el acto de menospreciar a quien nos acompaña al prestar más atención al móvil u otros aparatos electrónicos que a su persona. Ha sido recientemente bautizado en EE.UU. y son muchas las plataformas virtuales que combaten activamente este descortés hábito. Sus argumentos aluden al protocolo más básico a la hora de sentarse a la mesa, que reprocha empezar a comer antes de que todos hayan sido servidos o coger comida del plato de otros comensales, y que por ende reprueba el acto de ignorar a quien tenemos al lado.
Los promotores de estas iniciativas “antiphubbing” aseguran que casi el 90 por ciento de los adolescentes prefieren el contacto vía texto que cara a cara y que los restaurantes experimentan 36 casos de “phubbing” en cada sesión de cena, y advierten de que este fenómeno puede acabar reduciendo las relaciones sociales al intercambio de mensajes virtuales.
La mayoría de nosotros, aún sin saberlo, hemos sido en alguna ocasión víctimas (o puede que instigadores) del phubbing. No, no se trata de ningún virus informático. El phubbing puede ocurrir en cualquier lugar: una cafetería, un cine, una comida familiar, una reunión de amigos o una cita. Se trata de la consecuencia más nociva de la era de los dispositivos móviles.
Probablemente hayas experimentado más de una vez la sensación de ser ignorado por una persona totalmente absorta en la pantalla de su teléfono móvil. O quizás alguien con quien mantenías una conversación comenzó a reír a carcajadas, pero no a causa de uno de tus chistes o comentarios, sino por un tuit o una fotografía de Facebook graciosa.
Mientras que para algunos se trata de una costumbre, para otros es el fin de las relaciones y de la civilización tal como la conocemos. Por desgracia, este tipo de situaciones se repite con más frecuencia de la que deseamos, y los expertos ya han bautizado este fenómeno como phubbing, que se define como el acto de ignorar a alguien en un entorno social prestando mayor atención a un teléfono.
Alex Haigh, un australiano de 23 años, es uno de los tantos que han decidido tomar cartas en el asunto para erradicar esta “moda”. Haigh ha lanzado hace unas semanas el sitio web Stop Phubbing, donde se recogen estadísticas sobre este fenómeno social, carteles con mensajes anti phubbing para colgar en restaurantes y otros locales, y cartas modelo para enviar a los amigos más afectados. En definitiva, se intenta concienciar a lo visitantes sobre este creciente problema.
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